El Matrimonio: extracto
"Este borracho con lucidez contempla las cosas."
HENRI, (triste) – Me imita, me imita para ponerme en ridículo. Hace un momento hablaba juiciosamente y ahora desvaría de nuevo…
EL BORRACHO – ¿Desvaría?
HENRI, (pensativo) – Desvaría. Creí que era más sabio…
EL BORRACHO – ¿Sabio?
HENRI – Sabio.
EL BORRACHO, (estalla) – Voy a decirte sabiamente de qué religión
Soy sacerdote. Entre nosotros,
Nuestro Dios nace de nosotros mismos.
Y nuestra Iglesia no es del cielo sino de la Tierra.
Nuestra religión no viene de lo alto sino de abajo.
Nosotros mismos somos quienes creamos a Dios y Ahí comienza
La misa humanamente humana, inferior, oficiosa,
Sombría, ciega, terrestre y salvaje
¡De la cual soy el sacerdote!
[Gestos violentos y patéticos de los dos sacerdotes.]
HENRI – ¿De la cual soy sacerdote?
Pero… no comprendo.
EL BORRACHO – No comprendes
Pero en cierta forma sí comprendes.
Comprendes,
Porque yo sí comprendo.
HENRI – Comprendes
Porque yo sí comprendo. ¿Tú? ¿Yo? ¿Quién
De nosotros dos
Le habla al otro? No veo…
No. No lo veo claro.
EL BORRACHO – ¿Ves este dedo?
[Muestra el dedo.]
HENRI – ¿Ves
Este dedo?
[Muestra el dedo.]
EL BORRACHO – ¡Sí, lo veo,
Veo ese dedo!
HENRI – ¡También yo lo veo!
¡Oh, qué profundidad, qué sabiduría! ¡Como si
En mil espejos yo me viera! Tu dedo, mi dedo.
EL BORRACHO – Tú-mí, mí-tú… Entre nosotros.
¡Está entre nosotros! ¿Quieres que con mi dedo
Te consagre sacerdote?
El Matrimonio, Acto II