El drama del barón y de la baronesa
Dramat baronostwa
“Es vuestra mujer, es vuestro cadáver.”
El drama del barón y de la baronesa (Dramat baronostwa) se publicó en el diario Kurier Poranny, en 1933, poco tiempo después de la aparición de los cuentos Memorias del tiempo de la inmadurez, su primer libro. Witold Gombrowicz jamás incluyó este texto en ninguno de sus libros, y sólo apareció en el volumen titulado Varia o, como anexo, en Bakakai.
Esta grotesca historia constituye un estudio del marido engañado, pero, como siempre en Witold Gombrowicz, presentado al revés de la convención melodramática: aquí el esposo obliga a su mujer a traicionarlo, contra su voluntad, en nombre de una dudosa moral. Witold Gombrowicz interpreta este tema de los celos y de la pasión conyugal, a la manera de los comienzos del siglo XX, en un tono cáustico. Retoma las ideas convencionales sobre este tema, destilando veneno: el amor no es sino la crueldad, la moral burguesa se transforma en perversión, la pasión carnal se transforma en repugnancia hacia la mujer, que resulta sacrificada.
En el texto de Witold Gombrowicz puede verse una respuesta a la novela Celos y Medicina, de Michał Choromański (1904-1972), aparecido también en 1933. Best-seller y escándalo literario del año, esta historia de amor apasionado de un marido engañado por su mujer suscitó el entusiasmo de Witold Gombrowicz, seducido por el análisis irónico-parodístico de las convenciones sociales, mundanas y eróticas en el medio burgués.
El mismo año, Witold Gombrowicz publicó con seudónimo un artículo titulado La actitud de los nuevos autores (Choromański, Rudnicki, Gombrowicz), donde se compara con el autor de Celos y Medicina. El elogio que hace de la novela de Choromański y su análisis encubren los elementos que se aplican, sin ninguna duda, a sus propios textos.
El breve Drama del barón y de la baronesa parece una interpretación muy personal del tema utilizado magistralmente por otro, un juego de imitación del cual elimina todo psicologismo a favor de una ironía mordaz. Las cualidades que Witold Gombrowicz destaca en el estilo de Choromański suenan como un autocomentario sobre su propia ambición literaria del momento y sobre su fascinación por la “fisiología”, que se refleja en la obra que estaba escribiendo entonces, Yvonne, princesa de Borgoña.
Extracto:
- ¡Vamos! dice entonces el barón. Eso no puede prolongarse. Hoy me enteré de que él intentó suicidarse. ¿Puede usted comprender que empujar a alguien al suicidio es peor que estrangularlo con las propias manos? Ese mequetrefe carente de principios nos va a perder, junto con él. Mi decisión está tomada: no podemos abrumar nuestra conciencia con una responsabilidad tan terrible. Puesto que no hay otra solución, tanto peor, os doy mi consentimiento, acepto. Y usted, en nombre de esta necesidad superior, haga lo que debe hacer, es decir, lo que le dicte su sucia femineidad.
- ¡Esposo mío!