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Resumen

Opereta: resumen

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“Los intelectuales se dividen en dos categorías: los que no han recibido patadas en el culo y los que las han recibido. Estos últimos son mucho más razonables.”

 

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Registro en dvd de “Opereta” con la puesta en escena de Jerzy Grzegorzewski para la televisión polaca. Se trata de una reposición del espectáculo en el Teatro Narodowy, Varsovia, 2001.


Según su costumbre, Witold Gombrowicz resumió los tres actos de su pieza teatral. Este texto siempre se edita con Opereta, como prefacio:



 Acto I 
(Antes de la Primera Guerra Mundial, digamos, alrededor de 1910.)
Dandy y calavera hastiado, el conde Agenor, hijo del príncipe Himalay, planea la conquista de la bella Albertina. Pero, ¿cómo conocer a Albertina “sin haber sido presentados”? Agenor urde la siguiente intriga: contratado con este fin, un joven delincuente, un rufián, se acercará a Albertina dormida en un banco y le robará cualquier cosa… un portamonedas, un medallón… Entonces, Agenor atrapará al rufián y podrá, sin transgredir las reglas sociales, presentarse a la joven.
Pero, ¿qué ocurre? Albertina ha sentido en el sueño la mano del rufián y sueña que es un toque no relacionado con el robo sino con el amor… que no busca un medallón sino su cuerpo. A partir de ese momento, la excitada y transfigurada muchacha soñará con la desnudez… y no cesará de adormecerse para sentir de nuevo ese roce que desnuda.

 

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Puesta en escena de Dorothée Sornique, Teatro de la Perce-Oreille, Francia, 2003.


¡Maldición! ¡Lo malo es que Agenor, el conde Agenor, vestido de pies a cabeza se avergüenza de la desnudez, adora el vestido! […]

“La moda… la moda no puede ir contra el tiempo,
Porque la moda es el tiempo. ¡La moda es la Historia!
¿Tengo razón para decir
Que la moda es la Historia?”

Pero, ¿quién llega de visita al castillo Himalay directamente desde París? El célebre Fior en persona, maestro universal y dictador de la moda masculina y femenina. Habrá un gran baile en el castillo, con un desfile de modelos, en el curso del cual el maestro debe lanzar sus creaciones. […]
Hufganel, conde y criador de caballos, le prodiga sus consejos. Hagamos, dice, que colaboren los invitados. Que sea un baile de máscaras: aquellos que deseen participar en la gran parada de la nueva moda, se pondrán, encima del traje que hayan elaborado, una bolsa. A una señal determinada, caerán las bolsas. El jurado recompensará las mejores creaciones y Fior, enriquecido por esas ideas, decretará la moda para los años venideros.

 

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Wojciech Malajkat in der Rolle des Maestro Fior. Inszenierung von Jerzy Grzegorzewski, Warschau 2001.


¡Maldición! Porque Hufganel no es Hufganel, ni es conde, ni cría caballos. No, es José, antiguo mayordomo del príncipe Himalay, despedido unos años atrás y ahora convertido en agitador y militante revolucionario. ¡Ah! Introducido en el castillo bajo ese falso nombre por el Profesor (marxista) ese terrorista clandestino planea, bajo la cobertura del baile de máscaras, lanzar en el castillo una Moda más sangrienta, un Traje más terrorífico… Quiere sembrar la revolución en la servidumbre, hasta ahora sumisa… ¡Quiere la Revolución!



 Acto II 
(Baile en el castillo Himalay.)
Llegan, en sus bolsas, los invitados que deben participar en el concurso de la nueva moda.
Agenor lleva a Albertina. Sobrecargada de vestidos (porque Agenor, en lugar de desvestirla, la viste) y siempre subyugada por el toque del rufián, se adormece de continuo… y sueña con la desnudez… llamando a la desnudez en su. sueño… Lo cual saca de quicio a Agenor tanto como a su rival Firulet. Agenor ha llegado al baile trayendo a su rufián por la correa. ¿Es para tenerle a la vista e impedir que haga de las suyas? […]

 

“¡Me pregunto qué ocurriría si la gente ordinaria descubriese que nuestro culo en nada difiere del suyo!”

Firulet, el rival, lleva también otro rufián por la correa. Incapaces de responder al llamamiento onírico de Albertina, Agenor y Firulet se zahieren el uno al otro y un trágico deseo de autodestrucción los lleva al duelo. En fin, mientras el baile refulge en el máximo esplendor de sus máscaras y atavíos, los rivales, desesperados, dejan libres a los rufianes entre la multitud: ¡que se entreguen a su pasión, que roben, que palpen! Caos. Pánico. […]Hufganel, amante de los caballos y terrorista, se lanza al galope a la cabeza de la servidumbre… Es la Revolución.

 

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El Barón Firulet de Jerzy Rozanski (a la izquierda) contra el Conde Agenor Himalay (Ignacy Gogolewski).


 Acto III 
(Ruinas del castillo Himalay.)
La Revolución.
El viento de la Historia…[…] La vestimenta de los hombres es desaliñada… A pleno viento y en medio del resplandor de los relámpagos, surgen los más extraños disfraces: el príncipe-lámpara, el sacerdote-mujer, un uniforme nazi, una máscara antigás… Todos se ocultan, nadie sabe quién es cada cual… Hufganel, el caballero, a la cabeza del escuadrón de la servidumbre, galopa a la caza de fascistas y burgueses.
El maestro Fior, desamparado, aturdido, trata de reconocerse en este nuevo Desfile de Modas. […]

 

“Antaño yo era criado, pero luego me convertí en Hufganel, conde y caballero…”

Aparecen Agenor y Firulet cazando mariposas. Detrás suyo, aparece un ataúd portado por dos enterradores. Cuentan su triste historia: en ese famoso baile, Albertina desapareció no encontrándose de ella más que los numerosos vestigios de su guardarropa. También los rufianes desaparecieron. Persuadidos de que Albertina fue desnudada, violada y asesinada, Agenor y Firulet se lanzaron por el vasto mundo provistos de un ataúd, tratando de encontrar, para enterrarlo, el cuerpo desnudo de Albertina.

 

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Albertina (Kinga Ilgner) en compañía de Agenor (I. Gogolewski) y los Rufianes. Varsovia, 2001.


Aprovechando el momento, todos arrojan en el ataúd sus propios fracasos y sufrimientos. ¿Pero qué ocurre? Cuando, finalmente y en el colmo de su desesperación, maldiciendo la Vestimenta de los Hombres y la Moda y las Máscaras, el maestro Fior deposita en el ataúd la santa, la cotidiana, la eternamente inasible Desnudez humana, he aquí que surge del ataúd, desnuda, ¡Albertina!